Educación Clásica Cristiana
Una manera de definir la Educación Clásica Cristiana en pocas palabras es “Enseñar conforme a la Naturaleza” ó “conforme a lo que es Natural” ó “lo que nos ha sido dado”.
Significa reconocer que nosotros no nos creamos a nosotros mismos; no tenemos el control de nuestro nacimiento, ni el día, ni el lugar, ni el contexto. Entonces, la Educación Clásica Cristiana buscaría enseñarnos a ARMONIZAR con todo aquello que está a nuestro alrededor, a fin de que cumplamos el propósito por el cual nacimos. En realidad no es nada nuevo, es la manera en que todos eran educados hasta hace un par de siglos, antes de que las filosofías materialistas ateas se hicieran con la hegemonía política y social.
Los educadores modernos no quieren enseñar conforme a la naturaleza, pues no ven necesidad de armonizar con nada debido a que creen que todo es un caos. A algunos incluso les gusta pensar que pueden "re-crearse" a sí mismos sin restricciones, rechazan que exista una Naturaleza de las cosas, y tratan de subvertir todo lo que nos ha sido dado, con lo cual introducen una fuerte discordia o falta de armonía tanto en sus vidas como en las de quienes los rodean.
La Verdad, la Bondad y la Belleza
La Educación Clásica Cristiana reconoce que, tanto nuestro propio ser cómo nuestro entorno, han sido dispuestos por Dios con un propósito perfecto, y muchas de estas condiciones no dependen de nosotros, por ejemplo, leyes inmutables de la física o las matemáticas, son verdades que simplemente están allí y nos tenemos que sujetar a ellas.
También hay otras cosas que son naturales, como el deber de amar y cuidar a nuestros familiares, el respeto por los padres, ó el no abandonar a un amigo en problemas. Cosas como éstas también son verdades morales dadas por la Naturaleza de las cosas mismas, y no las podemos cambiar, más bien es Bueno que nos sometamos a ellas.
Aún hay otras realidades más difíciles de definir, como la Belleza, pero que sabemos igualmente que es algo natural, pues la reconocemos al mirar un hermoso paisaje, contemplar una gran obra de arte, escuchar una bella sinfonía, ó incluso mirar el rostro de nuestros hijos recién nacidos.
Entonces, la Educación Clásica Cristiana entiende que necesitamos conocer y apreciar la Verdad, la Bondad y la Belleza, adecuando nuestra vida a estas realidades trascendentales.
Toda pedagogía asume una antropología
Esta educación no solo se adecua a la realidad del cosmos en que vivimos, sino también a la realidad de lo que somos como humanos. Como decía el filósofo James Kenneth Smith “cada pedagogía asume una antropología”, y la educación clásica cristiana asume lo que se ha creído históricamente por la filosofía clásica cristiana acerca del hombre, que es alma racional, hecho a imagen de Dios, con potencias físicas, sensitivas, apetitivas y cognoscitivas; caído por el pecado, pero redimible por la obra de Cristo.
La pedagogía moderna, por el contrario, asume que el hombre es un animal evolucionado sin causa ni propósito, en un mundo que igualmente está cambiando desde el caos y hacia el caos. Por eso los métodos progresistas son en esencia pragmáticos y conductivistas, buscando "entrenar" animales sofisticados y prepararlos para ajustarse a las ideologías de moda.
Las Artes Liberales
La educación clásica cristiana emplea como principal medio para instruir al hombre las Artes Liberales, también entendidas como "Artes Liberadoras", que no solo liberan al hombre de su ignorancia y sus vicios, sino que asumen al “Verbo Divino” ó “Logos” como el origen y principio Ordenador de todas las cosas, reflejado tanto en el Trivium, las artes del Lenguaje, como el Quadrivium, las artes de la Armonía y los números.
Por el contrario, el currículo moderno asume una filosofía materialista, que niega la existencia del alma y los trascendentales, proveyendo una educación basada en almacenar datos fragmentados que apenas serán útiles para la vida laboral y el servicio del sistema político-económico-social imperante.
Las Virtudes Clásicas y los Grandes Libros
Al estudio de las Artes Liberales se añaden las Virtudes Clásicas, enseñadas desde la más temprana edad en forma de hábitos y más adelante, claro está, por medio del ejemplo, pero también por medio de la literatura apropiada que despierte la imaginación moral de nuestros hijos.
Toda esta formación preparará a nuestros hijos para abordar los Grandes Libros, aquellos que contienen las ideas más profundas y trascendentales, principalmente la Revelación Divina, contenida en las Escrituras.
No está de más recordar que el currículo moderno se viste de un falso laicismo, que procura no hablar de los principios cristianos, pero da cabida a toda clase de superstición e ideología en aras de la inclusión; además desecha la tradición clásica por ser arcaica, basándose en la literatura moderna, normalmente superficial e igualmente ideologizada.
En resumen
Entonces, la Educación Clásica Cristiana por varios siglos ha buscado educar conforme a la naturaleza dada por Dios, discerniendo y apropiándonos de lo Verdadero, Bueno y Bello, por medio de una pedagogía congruente con la antropología cristiana, utilizando para ello las artes liberales y los grandes libros, con el fin de formar seres humanos virtuosos, sabios, y útiles para el reino de Dios.
Estamos presenciando un resurgimiento de estas ideas, es algo así como "reconstruir las ruinas" de la educación clásica, luego de más de un siglo en que la tendencia en la educación ha sido cada vez más hacia el materialismo progresista, el cual ha sido particularmente hostil con el cristianismo en las ultimas décadas. Debemos estar apercibidos de esta situación a fin de actuar oportuna y firmemente para salvaguardar el alma de nuestros hijos.
Beneficios
Educar en casa con la filosofía Clásica Cristiana puede tener varios beneficios, entre ellos:
Como padre, si conoces los principios de la Educación Clásica Cristiana, tendrás la oportunidad de adaptar el currículo a las necesidades únicas de cada hijo, avanzando a su ritmo y fomentando así su crecimiento académico y espiritual.
Educar no es solo impartir conocimientos, sino también formar el carácter. Los antiguos tienen mucho que decir sobre cómo enseñar la Virtud, pues no tiene nada que ver la manera en que enseñamos las disciplinas o las ciencias.
En casa, tú eres quien puede integrar la fe cristiana en cada aspecto del aprendizaje. El Método clásico no solamente incluye la enseñanza de la Biblia, sino que asume una cosmovisión cristiana, y no simplemente relaciona la Escritura con las diferentes disciplinas, sino que este método ha sido concebido entendiendo nuestra naturaleza y la de nuestros hijos como seres humanos hechos a imagen de Dios.
Las Artes Liberales son disciplinas ligadas con la Virtud Intelectual, que desarrollan la habilidad para que nuestros hijos aprendan a generar nuevo conocimiento, es decir, discernir, apreciar, integrar y comunicar la Verdad, la Bondad y la Belleza. No solo les llenan de datos, sino que les enseñan a pensar.
La educación en casa es una oportunidad para fortalecer la relación familiar. Al convertirte en su mentor y guía principal, cumples tu llamado de parte de Dios, creando, con Su ayuda, un ambiente de amor y confianza, y aprovechando la gracia especial que Dios te ha delegado como autoridad de tus hijos.
En casa, puedes ofrecer a tus hijos la libertad de explorar lo que más les apasiona. Debemos recordar que "escuela en casa" no es escuela "dentro" de casa. Tampoco estás obligado a cubrir un contenido específico ni ciertas horas predefinidas.
Bajo tu guía, tus hijos podrán descubrir que, además de haber una amplitud casi infinita de temas por estudiar, en cualquier área del conocimiento hay también una profundidad igualmente insondable, lo que los llevará a ser más humildes delante de Dios mientras dominan más y más las cosas que realmente importan, en lugar de conocer superficialmente muchas cosas.
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